lunes, 27 de junio de 2011

Salida Práctica a La Cumbrecita - Día 3

Llegamos al final del relato de la primer aventura de los Saltamontes.

El tercer día, el lunes 20 de Junio, viene un poco más liviano en cuanto a actividades, pero tenemos que levantarnos temprano porque a las 11:00 tenemos que estar en el puesto de Don Juvencio, que nos va a preparar un chivo y unas empanadas caseras. Después de comer, tenemos que bajar a La Cumbrecita y tomar el micro a las 16:00 para llegar a Buenos Aires a la madrugada del martes.

7:30 - Arriba, desayuno y a levantar campamento
Como Saltamontes previsor, la noche anterior puse la alarma del reloj a las 7:30. Misteriosamente empieza a sonar una alarma a las 7:00... ¿me habré equivocado y lo puse media hora antes? Creo que había leído en el manual que con cualquier botón se apagaba, pero no pasa nada. Apreto todos los botones, de a dos, de a tres... no para y ya se escuchan rumores de las carpas de al lado. Diego me sugiere que le saque las pilas, ni siquiera eso, el reloj es solar. Al rato para solo, a dormitar media hora más. Dos minutos después, otra vez la alarma... pero que le pasa a este reloj de mierda?? Ah... no... para... me parece que es el celular... ¿Dónde lo puse? Claro... hoy es lunes y es la alarma que suena toda la semana. Los rumores de las carpas de al lado ya suenan a puteadas hasta que encuentro el teléfono (nada fácil si estas como un gusano dentro de la bolsa y tu ropa esta hecha una bola/almohada).
Amanecer en el campamento, con mates, chocolate, café, o todo junto. A gusto del viajante.
Ya que nos despertamos, hacemos un poco de fiaca y salimos de la carpa. ¡Que fresquete, Manolete! A desayunar algo caliente rápido. Preparamos mate, café con leche, chocolate caliente, y Nacho se manda una mezcla alucinante: café con leche y chocolate, bien livianito. Por supuesto acompañamos el desayuno con galletitas con queso, tenemos queso como para repartir y que todavía nos sobre.

Camino al puesto de Don Juvencio, al fondo se ven las nubes bajas. Un espectáculo.
Después de calentar un poco las tripas, a desarmar el campamento y meter todo en las mochilas. De regreso no hay caballos ni porteadores, así que a cargar todo. Y muy importante: no olvidarse de la basura. La montaña debe quedar tan linda como la encontramos para los que vengan detrás nuestro.
Al armar las mochilas nos damos cuenta la cantidad de comida que nos sobró. Creo que tenemos para dos días más. Las chicas arman un paquete de comida para cada uno, distribuyendo por peso. Lo mismo con las carpas, las dividimos para repartir peso. Cargamos todo en las mochilas y estamos listos para ir hacia el chivito que tanta publicidad había recibido hasta este momento.

11:00 - El puesto de Don Juvencio
A las 10:15 salimos del campamento. Milagrosamente nadie se olvida nada. La caminata fue bastante simple, siguiente siempre un sendero de animales. Es una mañana fresca y un poco nublada, pero después de caminar un rato entras en calor y quedás solo con la remera térmica. Por momentos el paisaje es increíble, hacia el Sur se ven unos valles con nubes que los invaden: las nubes están bajas y nosotros estamos sobre ellas, una vista buenísima.
Cuando divisamos el puesto, nos ponemos en piloto automático y salimos en línea recta. No es una buena idea, nos metimos por una bajada con muchas piedras y nos costo un trabajo innecesario: del otro lado del valle el sendero de animales llegaba tranquilamente hasta el mismo lugar.
Nada de senderos. Los Saltamontes van en línea recta. Siempre.
Lección Saltamontesca: los animales la tienen más clara que vos, no inventes caminos.
Llegamos al puesto a las 11:00, que buen lugar para vivir aunque seguramente hay que saber bancarsela en invierno. Dejamos las mochilas y recorremos un poco la zona, disfrutando el paisaje. Desde donde estamos podemos ver La Cumbrecita y un camino de 4x4/animales/motos que parece ser el que deberíamos tomar para bajar. Otra vez tenemos señal de telefonía, volvemos a comunicarnos con familiares y amigos, y nos quedamos contemplando el paisaje hasta que pegan el grito de 'a comeeerrrr!'.
Don Juvencio haciendo el delivery de empanadas.
Que se puede decir de la comida, estaba increible. De entrada empanadas fritas de las buenas. En algunas mesas empiezan con un vinito, en alguna otra aparece un fernet... los Saltamontes somos responsables (ehem...) y no tomamos por miedo a perdernos justo al final de la aventura.
Llega el chivito! Alucinante! Hay para repetir varias veces cada uno, todo acompañado de ensaladas con verduras de la huerta de Don Juvencio. Todo muy rico, todo muy silencioso hasta que empezamos a llenarnos.
Cuando ya no podemos comer más (algunos porque se llenaron, otros porque se acabó el chivito) empieza la sobremesa con anécdotas de todo tipo, pero el premio se lo lleva la columna esotérica de Lala, que luego en el micro desarrollaría más en detalle. Parece ser que los duendes existen y Lala defiende la posición sin ceder un metro. El otro Gabi (no yo sino el que sabe de montaña) cuenta una experiencia que tuvo donde vio como salieron unos ojitos de un bosque y se apagó de forma misteriosa un fuego que se había descontrolado. Sonamos, le dio pié a Lala y ahora no hay quien la convenza que los duendes no existen. Bueno, quien sabe, tal vez tienen razón, solo que nadie más que Gabi los vio.
Caminando entre las nubes.
Como si la comida hubiera sido poca, aparece el postre: budín de pan con dulce de leche. También buenisimo, todo es riquísimo en el puesto de Juvencio. Después del postre, de a poco vamos tirandonos en una ladera con pastito a disfrutar el sol. No dura mucho porque va siendo hora de empezar a volver, y las nubes bajas se apoderaron del valle y el camino por donde debemos llegar al pueblo.

14:00 - Salimos para la cumbrecita
Otra vez a cargar las mochilas, y a caminar. Ni bien empezamos el descenso al pueblo nos metemos en las nubes bajas. Es como caminar adentro de un nebulizador, por suerte no dura mucho y no nos mojamos.
El segundo día me había empezado a doler una rodilla, y en la bajada se empieza a sentir bastante. Impagable la ayuda de los bastones. Algunos prefieren ir sin bastones, yo como buen principiante me lleve todo lo que pude y me enamoré de los bastones.
La Cumbrecita con muchos turistas, y nosotros con un chivo que ni te cuento.
Durante la bajada el equipo de los Saltamontes se fue dividiendo y mezclando con el resto de los equipos ya que bajamos todos juntos. Como me jodía la rodilla preferí meterle pata y quedaron atrás Andre, Lala, Nacho y Damián. Adelante iban Diego y Branca, que llegaron al pueblo a eso de las 15:00. El resto de los Saltamontes habremos llegado a eso de las 15:30.
Todavía tenemos poco mas de media hora para que salga el micro, así que: a tomar una cervecita!!
El río de La Cumbrecita con poca agua, pero muy lindo igual.
Nos tiramos de cabeza en un almacén que también prepara comidas y panes caseros (muy ricos por cierto) y compramos unas cervezas... Quilmes... Ni una sola cerveza artesanal. Nos dicen que podemos encontrar artesanales si volvemos a la calle principal, pero ya estamos ahí y no nos queda mucho tiempo. Nos tomamos unas cervecitas viendo algunos patos (familiares lejanos, cuac) nadando en el río.

16:20 - El fantasma de los micros caprichosos nos acosa
A las 16:00, nos volvemos a calzar las mochilas y nos vamos para el micro, que está en un estacionamiento a unos 500 metros del puente. Antes pasamos por el lugar de las cervezas artesanales  pero está cerrado. El cartel dice que cierran a las 16:00, son las 16:04... que lo parió, nada de cerveza para el viaje entonces.
Esos últimos 500 metros hasta el micro me mataron. Ya estaba relajado después de una cerveza y tres días de caminar, otra vez volver a subir fue de terror.

La última subida.
Y ahora lo mejor: llegamos al estacionamiento y el micro no arranca! No se que excusa habrán puesto, pero la negación del grupo es absoluta. Sin importar si el micro arranca o no, nos sacamos la mochila y empezamos a preparar todo para que lo guarden en la baulera. Si no arranca es problema de ellos, nosotros hasta acá llegamos.
En un acto de arrojo, algunos miembros del equipo, entre ellos Nacho, empujan el micro por una pendiente para ver si arranca... y si! Arrancó!!! Griterío y ovaciones generalizadas!! No tenemos que volver caminando!!!
Se vuelve a apagar el motor del micro.
El chofer le da arranque y no pasa nada.
El micro quedó encajado en un lugar donde ya no se lo puede empujar.
- "Listo, armemos las carpas" -- dice uno
- "Quiero a mi mamá" -- dice otro tirado en el suelo en posición fetal
Al rato arranca el micro de nuevo, esta vez silencio absoluto. Nadie festeja nada, y como quien no quiere la cosa empiezan a meter todo en la baulera y nos subimos. No sea cosa que el micro se de cuenta y se quiera volver a apagar.
Momento en el que los valientes empujaron el micro para que arranque.

16:50 - Salimos de regreso a Buenos Aires
Y bueno, así va terminando esta primer aventura de Los Saltamontes.
En el micro seguimos jodiendo un rato largo, y algunos dormitaron mientras veíamos una película.
Después llego la hora de la cena: salamines y queso para variar, esta vez con panes caseros de La Cumbrecita. De fondo, los videos de las salidas de Azimutrek en "Sal de Aventura", programa de cable que fue una inspiración para los mejores momentos del micro.
En cualquier momento conseguimos una cámara y grabamos "Sal de la montaña (si puedes)". Estamos seguros que va a ser un éxito sin precedentes.

Después de joder un rato nos vamos durmiendo de a uno, y listo... llegamos a Buenos Aires el martes a la madrugada. A bañarse y dormir un poco más que hay que ir a trabajar.

Notas relacionadas:

3 comentarios:

  1. ME ENCANTÓ EL VIAJE, PERO MUCHO MÁS COMPARTIRLO CON USTEDES !!!!!!!!!!!
    A PESAR DE QUE NOS DIJERON TANTAS VECES QUE NOS ÍBAMOS A SEPARAR Y A PELEAR , ETC , ETC .
    QUÉ BUEN EQUIPO !!!!!
    VAMOS POR MÁS VIAJES !!!!
    HA , QUIERO LAS REMERAS CON EL LOGO !! JA JA

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  2. buenisimo!!!! los felicito me dejaron ganas de ir...

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  3. Che, los anónimos al menos agreguen sus nombres a los comentarios, así sabemos quienes son!

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