Muy bueno el curso completo, pero el campamento del módulo tres fue alucinante. El sábado aprendimos unas cuantas cosas que nos faltaba, y nos pasamos todo el día con practicas de asistencia a victimas. Aprendimos un montón lo más rápido posible porque sabíamos que en algún momento de la noche había un simulacro sorpresa.
Antes de la cena nos gritan que tenemos que ir a buscar a unas víctimas, que hubo un accidente o algo así. Vamos, el simulacro pensamos nosotros. fuimos un desastre nosotros. Pasamos a menos de diez metros de las víctimas y no los vimos, haciendo un recorrido extra de unos 300 metros hasta que volvimos a dar con ellos. Otra vez los saltamontes con problemas nocturnos.
Para cuando llegamos ya los estaban atendiendo, asi que solo quedaba ayudar en el traslado (cosa nada fácil por cierto).
Cuando llegamos al campamento nos enteramos que no era el simulacro ni de cerca. Escuchamos atentamente todos los errores que cometimos y a ponerse las pilas para el simulacro real.
Calentamos las empanadas, esta vez nada de comilonas complicadas, había que comer y tratar de descansar un ratito antes que nos saquen a patadas de la cama.
Después de comer tratamos de organizarnos un poco con el resto de los estudiantes de Azimutrek. Luego de algunas luchas de ego, elegimos a Nacho como coordinador general del rescate, y nos fuimos a dormir o descansar.
Sobre el simulacro no voy a entrar en detalles, pero voy a tratar de hacer algunos comentarios, principalmente sobre mis sensaciones y como viví el simulacro:
En algún momento de la noche, nos despiertan a los gritos, tal como esperábamos. Mientras te vestís, es como estar en un sueño. No entendés mucho lo que pasa, pero sabés que tenes que hacer algo y luchas por que tu cerebro se despierte y te acuerdes de todo lo que hay que hacer.
A los tumbos salimos al trote para el quincho, donde nos juntábamos con Nacho y debíamos organizar la salida.
Voy a hacer corta la parte de la búsqueda para no arruinarle el simulacro a nadie. Simplemente voy a decir que buscar un grupo de personas de noche, en un lugar abierto muy grande, con bosques, gritos, luces de linternas por todos lados, la radio puteandote todo el tiempo.... es una sensación terrible. Mucha adrenalina, mucho apuro por encontrarlos, tal vez demasiado en algunos momentos, pero los encontramos.
La actuación de las victimas fue buenísima, y combinada con la adrenalina de despertarse y empezar a correr buscándolos fue suficiente para olvidarte que estabas en un simulacro. Lo único que te hacía caer en que era mentira era que los actores eran gente que habías visto durante el día, y no había sangre ni heridas reales. Creo que si hubieran sido todos desconocidos la cosa se hubiera puesto un poco más peluda.
Con mi equipo, liderado por Dani, asistimos y evacuamos a una de las víctimas. Luego volvimos a entrar a la escena y ayudamos en la inmobilización y evacuación de otra. No les puedo explicar la diferencia de peso entre un hombre y una mujer. La primer víctima fue mujer y la evacuamos entre seis (contra lo que decía el procedimiento, pero teníamos que evacuarla), la segunda víctima fue varón, y tuvimos que hacer relevos varias veces para recorrer la misma distancia.
El traslado de esta víctima fue muy complicado, tuvimos que hacer unos 300 metros con varios paros respiratorios y paradas para acomodarlo en la tabla. Durante ese momento oficié de guía así que zafé del laburo titánico de trasladarlo.
Luego de casi dos horas, llegamos al campamento con la última víctima, empapados de sudor, y aceleradísimos. Los instructores nos dijeron que dejemos las devoluciones para el otro día, ahora a relajarse. Charlamos un rato, inevitablemente empezaron los chistes y jodas, todas de muy alto nivel, eso si, nada de chabacanerías ni bromas soeces relacionadas con partes del cuerpo... Después a la cama, que el domingo a las 9:30 arrancamos de nuevo.
Al despertarnos, por segunda vez, desayunamos, seguimos con algunas clases (no más prácticas, gracias) y se viene el examen, del cual no voy a contar nada porque sino a la noche me caen tres instructores rapelando por la ventana y me matan, así que a estudiar y aprobarlo como corresponde.
Entregado el examen, comemos una combinación de choris, hamburguesas y carne a discreción. No faltó una botellita de vino que los porteños no pudimos degustar porque teníamos que cumplir con nuestros deberes cívicos como corresponde (el domingo votamos en Capital).
Quedamos tan copados con el simulacro, que tal vez organicemos un segundo simulacro para volver a practicar. O en una de esas los estudiantes de los próximos cursos nos tienen que rescatar a nosotros ;).
Luego de la comida, entrega de notas, discurso de despedida y nada de lagrimas (somos tipos duros, de montaña) pero parece que unos cuantos fueron afectados por las cenizas del volcán porque se frotaban los ojos. También hubo un brote repentino de resfrios ya que unos cuantos moqueaban disimuladamente. :P
Y listo, terminó.
Después de mas de cuatro meses juntos, se acabó la aventura del curso. Ahora empiezan las aventuras más esperadas, en las que esperemos usar todo lo que aprendimos, aunque no tanto lo de primeros auxilios.
En lo personal, de este curso me llevo tres cosas muy importantes:
- Las herramientas necesarias para empezar a meterme en el ámbito de la montaña con seguridad.
- Siempre me gustaron las montañas, pero nunca había hecho nada. Ahora confirmé que quiero ser un montañista, compartir aventuras, aprender a vivir con nada más de lo que entra en una mochila, el frío, el cansancio, los paisajes, los buenos momentos.
- Y lo mas importante de todo, un grupo de gente increíble: Los Saltamontes. Un grupo con toda la buena onda, siempre aguantando al resto, al que se queda atrás, al que esta muy cansado para ir a comer; sin cuestionar de donde venimos, que hacemos, ni cuales son nuestros gustos. Un grupo de amigos.
A los instructores de Azimutrek: gracias por compartir su conocimiento con humildad y paciencia.
A Los Saltamontes: gracias por aceptar un novato de montaña entre ustedes.
Y ahora.... a planificar las futuras aventuras!